domingo, 29 de mayo de 2016

¿Y EL PULQUE?


en ese contexto  la práctica de su  consumo era destinada generalmente a las personas más longevas  y sabias, durante la colonización comenzó a generalizarse debido a su comercialización, por lo cual surgieron los espacios donde este se consumiría “las pulquerías”, aun así, el consumo seguía enfocado sobretodo en la gente mayor; durante el siglo XVII, XVIII, XIX y XX  formo parte de la dieta básica de los mexicanos,  a partir de ello tanto esta bebida como las pulquerías se fueron constituyendo en la vida cotidiana como elementos importantes de la cultura y la identidad de México.

Las pulquerías en un primer momento fueron establecimientos llamados “casillas”, aquí se comercializaba y consumía el pulque, eran espacios abiertos, con el “fin de vigilar los expendios desde afuera y de que los vientos pudieran barrer sus desechos… al final del virreinato se relajó la supervisión de las leyes … en torno al consumo del pulque…  y los expendios fueron creciendo y ocultando sus interiores” (Ramírez, 2004; p.179).

En el siglo XX era común encontrar en la Ciudad de México y en los pueblos aledaños las tradicionales pulquerías, casi siempre pintadas con murales de autores anónimos y con el piso cubierto de aserrín o con tierra apisonada.

En estos espacios, además de beber pulque se convivía e interactuaba con los demás asistentes, se escuchaba música en vivo, jugaban la rayuela, el rayón, la masita, entre otros juegos que consistían en apostar, comían la botana del día, además de que se practicaba el albur a su máximo esplendor.
Tanto el pulque como las pulquerías se fueron constituyendo como elementos culturales, debido a su significación que giraba en torno a todos aquellos que miraban a  la clase  trabajadora de más bajos ingresos (obreros,  campesinos, albañiles, panaderos, zapateros…) como aquella que en su mayoría  bebía el pulque y que se reunía en estos espacios tan coloridos y típicos  para convivir, emborracharse, cantar, jugar, alburearse y demás; esta práctica se constituyó en el imaginario social como un símbolo para el mexicano populacho[1]

A  partir de los años 20, junto con el desarrollo de la industrialización en México  y en especial durante el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940), se lanzaron campañas antialcohólicas subrayando su condición inmunda, se designó como embrutecedor, antihigiénico, y causa de degeneración, catalogándolo así como una bebida de las clases bajas, lo que trajo como consecuencia que su consumo redujera notablemente, así como el cierre de muchas pulquerías[2].

El decline y desaparición de Ferrocarriles Nacionales de México en 1990 también contribuyó con la disminución del consumo del pulque y desaparición de muchas pulquerías, pues, así como en su momento había contribuido al auge de la industria pulquera, en ese momento aportaba a su decadencia. Muestra de ello es que, en 1892, en el país, el 94 por ciento de los habitantes consumían esta bebida de maguey, esto cambiaría en 1945 bajando hasta un 48 por ciento,[3]  datos duros que muestran el decline de la bebida mexicana y que dan cuenta de los efectos de dicha campaña.

Parecería que la práctica del consumo del pulque y la asistencia a las pulquerías estaba a punto de desaparecer debido a lo anterior, pero desde hace algunos años comenzó a surgir un repunte en su consumo por parte de un sector muy específico y por ende la apertura de espacios para venderlo y consumirlo, este nuevo sector clientelar en su mayoría es gente joven; esta nueva clientela propicia una serie de diferencias en comparación con el consumo del pulque antes del 2005.

Las diferencias radican, desde la modificación de los espacios (las pulquerías), la forma de convivir e interactuar con los demás, la música que se escucha y hasta el significado que se construye alrededor de la práctica. Todas estas modificaciones o diferencias que sean suscitado tienen que ver con un espacio y tiempo específico, es decir con “las coordenadas básicas desde las cuales se puede comprender las interacciones sociales y la intersubjetividad” (Lindón, 2000; pp.187-188). En este sentido es importante mencionar el contexto en el cual se está constituyendo dicha práctica, por lo cual es indispensable hablar de  una sociedad mexicana inmersa en la globalización.[4]  La globalización  genera una gran variedad de intercambios  de formas y representaciones culturales de todo el mundo, aquí en México y a través de los medios masivos de comunicación e internet llega un sin fín de información de dichas manifestaciones culturales que se proyectan mayormente a través de los jóvenes, los cuales se  encuentran en una etapa de búsqueda y encuentro de identidad y pertenencia, por lo cual consumen y llevan a la práctica dicha información.

Así que  los jóvenes que se acercan a las pulquerías y al pulque  hoy en día se encuentran inmersos en una sociedad donde hay una multiplicidad de manifestaciones culturales y de tipos de consumo que van ligados a dichas expresiones que provienen de todo el mundo, la interrogante es ¿Por qué estando adscritos a un contexto donde existe esta variedad de manifestaciones culturales u opciones pasa consumir, eligen el pulque y pulquerías, si estos estaban catalogados como una práctica popular, sucia y para las  personas de bajos ingresos económicos, incluso para la población de una edad mayor?  Esta pregunta se responde conociendo a los dos  principales grupos de jóvenes que asisten a las pulquerías de la ciudad de México: los que consumen el pulque  como un acto consciente, con el propósito de crear  una forma de resistencia cultural, preservando el pulque y las pulquerías como elementos culturales e identitarios de México  y promoviéndolos como una opción ante esa diversidad de consumo  que se presenta en la Ciudad de México y que refiere a manifestaciones culturales;  y los que acuden  solo por moda, es decir como imitación o reproducción de dicha práctica  y que buscan pertenecer y ser reconocidos por otros jóvenes  en la ejecución de dicha práctica.

Este primer grupo de jóvenes son  productores de una nueva práctica, no porque el pulque no se consumiera antes, sino porque  se daba en otras condiciones que estos jóvenes  tienen conocimiento de la historia del pulque y las pulquerías- memoria histórica-, por lo cual  impulsan de diversas formas su consumo e intentan que más sectores lo conozcan, pero sobre todo los jóvenes, ya sea para que se convierta en una bebida común en la vida cotidiana, para rescatar parte del patrimonio cultural de México y para que vuelva a tener el mismo auge tanto económico como cultural  que tuvo en algún momento, esto es su visión a futuro, la consciencia se observa a través de la iniciativa de estos jóvenes por promover la bebida y evitar que se pierda ante la diversidad de consumo que los jóvenes tienen en la actualidad. Claro que no hay que olvidar que hay muchas más personas que consumen esta bebida y acuden a las pulquerías, por mil razones y no sólo con el propósito de motivar su consumo consciente, la combinación de todas estas personalidades y sus propósitos ya sean conscientes o no han generado un nuevo significado cultural alrededor de la práctica del consumo del pulque.



[1] http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/ldg/salazar_d_oc/capitulo5.pdf
[2] http://redescolar.ilce.edu.mx/educontinua/historia/histdeltiempo/pasado/cosavida/p_pulque.htm
[4] Un fenómeno  producto de procesos en virtud de los cuales los Estados Nacionales soberanos se entremezclan mediante actores transnacionales  en los que se forman varios tipos de entramados, los   principales  se ubican en los campos económico y político, y parten  del neoliberalismo, el cual marca la apertura de mercados y fronteras; pero dichos campos trastocan a otros ámbitos,  como el cultural, tecnológico, ideológico, entre otros, en los cuales se proyectan sus efectos.
Retomado del libro: ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización de Ulrich Beck.

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