en ese contexto la práctica de su consumo era destinada generalmente a las
personas más longevas y sabias, durante
la colonización comenzó a generalizarse debido a su comercialización, por lo
cual surgieron los espacios donde este se consumiría “las pulquerías”, aun así,
el consumo seguía enfocado sobretodo en la gente mayor; durante el siglo XVII,
XVIII, XIX y XX formo parte de la dieta
básica de los mexicanos, a partir de
ello tanto esta bebida como las pulquerías se fueron constituyendo en la vida
cotidiana como elementos importantes de la cultura y la identidad de México.
Las
pulquerías en un primer momento fueron establecimientos llamados “casillas”,
aquí se comercializaba y consumía el pulque, eran espacios abiertos, con el
“fin de vigilar los expendios desde afuera y de que los vientos pudieran barrer
sus desechos… al final del virreinato se relajó la supervisión de las leyes …
en torno al consumo del pulque… y los
expendios fueron creciendo y ocultando sus interiores” (Ramírez, 2004; p.179).
En el siglo XX era común
encontrar en la Ciudad de México y en los pueblos aledaños las tradicionales
pulquerías, casi siempre pintadas con murales de autores anónimos y con el piso
cubierto de aserrín o con tierra apisonada.
En estos espacios,
además de beber pulque se convivía e interactuaba con los demás asistentes, se
escuchaba música en vivo, jugaban la rayuela, el rayón, la masita, entre otros
juegos que consistían en apostar, comían la botana del día, además de que se
practicaba el albur a su máximo esplendor.
Tanto el pulque como las
pulquerías se fueron constituyendo como elementos culturales, debido a su
significación que giraba en torno a todos aquellos que miraban a la clase
trabajadora de más bajos ingresos (obreros, campesinos, albañiles, panaderos, zapateros…)
como aquella que en su mayoría bebía el
pulque y que se reunía en estos espacios tan coloridos y típicos para convivir, emborracharse, cantar, jugar,
alburearse y demás; esta práctica se constituyó en el imaginario social como un
símbolo para el mexicano populacho[1]
A
partir de los años 20, junto con el desarrollo de la industrialización
en México y en especial durante el
gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940), se lanzaron campañas antialcohólicas
subrayando su condición inmunda, se designó como embrutecedor, antihigiénico, y
causa de degeneración, catalogándolo así como una bebida de las clases bajas,
lo que trajo como consecuencia que su consumo redujera notablemente, así como
el cierre de muchas pulquerías[2].
El decline y
desaparición de Ferrocarriles Nacionales de México en 1990 también contribuyó con
la disminución del consumo del pulque y desaparición de muchas pulquerías, pues,
así como en su momento había contribuido al auge de la industria pulquera, en
ese momento aportaba a su decadencia. Muestra de ello es que, en 1892, en el país, el 94 por ciento de los
habitantes consumían esta bebida de maguey, esto cambiaría en 1945 bajando
hasta un 48 por ciento,[3] datos duros que muestran el decline de la
bebida mexicana y que dan cuenta de los efectos de dicha campaña.
Parecería que la práctica del consumo del pulque y la asistencia a las
pulquerías estaba a punto de desaparecer debido a lo anterior, pero desde hace
algunos años comenzó a surgir un repunte en su consumo por parte de un sector
muy específico y por ende la apertura de espacios para venderlo y consumirlo,
este nuevo sector clientelar en su mayoría es gente joven; esta nueva clientela
propicia una serie de diferencias en comparación con el consumo del pulque
antes del 2005.
Las diferencias radican, desde la modificación de los espacios (las
pulquerías), la forma de convivir e interactuar con los demás, la música que se
escucha y hasta el significado que se construye alrededor de la práctica. Todas
estas modificaciones o diferencias que sean suscitado tienen que ver con un
espacio y tiempo específico, es decir con “las coordenadas básicas desde las
cuales se puede comprender las interacciones sociales y la intersubjetividad”
(Lindón, 2000; pp.187-188). En este sentido es importante mencionar el contexto
en el cual se está constituyendo dicha práctica, por lo cual es indispensable
hablar de una sociedad mexicana inmersa
en la globalización.[4] La globalización genera una gran variedad de intercambios de formas y representaciones culturales de
todo el mundo, aquí en México y a través de los medios masivos de comunicación
e internet llega un sin fín de información de dichas manifestaciones culturales
que se proyectan mayormente a través de los jóvenes, los cuales se encuentran en una etapa de búsqueda y
encuentro de identidad y pertenencia, por lo cual consumen y llevan a la
práctica dicha información.
Así que los jóvenes que se
acercan a las pulquerías y al pulque hoy
en día se encuentran inmersos en una sociedad donde hay una multiplicidad de
manifestaciones culturales y de tipos de consumo que van ligados a dichas
expresiones que provienen de todo el mundo, la interrogante es ¿Por qué estando
adscritos a un contexto donde existe esta variedad de manifestaciones
culturales u opciones pasa consumir, eligen el pulque y pulquerías, si estos
estaban catalogados como una práctica popular, sucia y para las personas de bajos ingresos económicos,
incluso para la población de una edad mayor?
Esta pregunta se responde conociendo a los dos principales grupos de jóvenes que asisten a
las pulquerías de la ciudad de México: los que consumen el pulque como un acto consciente, con el propósito de
crear una forma de resistencia cultural,
preservando el pulque y las pulquerías como elementos culturales e identitarios
de México y promoviéndolos como una
opción ante esa diversidad de consumo
que se presenta en la Ciudad de México y que refiere a manifestaciones
culturales; y los que acuden solo por moda, es decir como imitación o
reproducción de dicha práctica y que
buscan pertenecer y ser reconocidos por otros jóvenes en la ejecución de dicha práctica.
Este primer grupo de jóvenes son
productores de una nueva práctica, no porque el pulque no se consumiera
antes, sino porque se daba en otras condiciones
que estos jóvenes tienen conocimiento de
la historia del pulque y las pulquerías- memoria histórica-, por lo cual impulsan de diversas formas su consumo e
intentan que más sectores lo conozcan, pero sobre todo los jóvenes, ya sea para
que se convierta en una bebida común en la vida cotidiana, para rescatar parte
del patrimonio cultural de México y para que vuelva a tener el mismo auge tanto
económico como cultural que tuvo en
algún momento, esto es su visión a futuro, la consciencia se observa a través
de la iniciativa de estos jóvenes por promover la bebida y evitar que se pierda
ante la diversidad de consumo que los jóvenes tienen en la actualidad. Claro
que no hay que olvidar que hay muchas más personas que consumen esta bebida y
acuden a las pulquerías, por mil razones y no sólo con el propósito de motivar
su consumo consciente, la combinación de todas estas personalidades y sus
propósitos ya sean conscientes o no han generado un nuevo significado cultural
alrededor de la práctica del consumo del pulque.
[1] http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/ldg/salazar_d_oc/capitulo5.pdf
[2] http://redescolar.ilce.edu.mx/educontinua/historia/histdeltiempo/pasado/cosavida/p_pulque.htm
[4]
Un fenómeno producto de procesos
en virtud de los cuales los Estados Nacionales soberanos se entremezclan
mediante actores transnacionales en los
que se forman varios tipos de entramados, los
principales se ubican en los
campos económico y político, y parten
del neoliberalismo, el cual marca la apertura de mercados y fronteras;
pero dichos campos trastocan a otros ámbitos,
como el cultural, tecnológico, ideológico, entre otros, en los cuales se
proyectan sus efectos.
Retomado del libro: ¿Qué es
la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización de
Ulrich Beck.