Cuando ya estaba formado en esta figura,
luego lo emplumaban y le hacían en la cara su propio embijamiento, es decir,
rayas que atravesaban su rostro por cerca de los ojos. Le ponían sus orejas de
mosaico de turquesa, en figura de serpientes, y de sus orejeras de turquesa
está pendiente el anillo de espinas. Es de oro, tiene forma de dedos del pie,
está elaborado como dedos del pie.”1
La
palabra amaranto viene del griego, de (sin) y (marchitar, palidecer), significa
“que no se marchita”. Los indígenas llamaban al amaranto huautli, y los
conquistadores, bledo. El amaranto es originario del centro, Norteamérica y Sudamérica,
en los países de México, Guatemala, Perú y Ecuador.
El
amaranto tiene un gran valor alimenticio, pues tiene un gran contenido de
proteínas, minerales y vitaminas, así como ácido fólico. Contiene el doble de
proteínas que el maíz y el arroz, también es superior al que ofrece la leche.
Actualmente, se consume el grano del amaranto, cereal, alegrías o granolas.
Igualmente se utiliza en algunos otros procesos industrializados. El amaranto
junto con el maíz y el frijol, fue uno de los pilares de la alimentación
prehispánica ya que además de su grano, se consumían las hojas por sus
propiedades medicinales o para algún guiso, como sopas o ensaladas. A la fecha,
el maíz y el frijol aún son parte de nuestra dieta diaria, el amaranto se
perdió por el choque entre culturas.
“El
amaranto solía ser el primer alimento de la mañana y el último de la tarde:
Acostumbraban desayunar un tazón de atole a base de maíz o de amaranto, y antes
de dormir se alimentaban con una refrescante y sabrosa bebida preparada con
amaranto o chía, similar al agua de horchata. La de la tarde era la comida
fuerte, y en ella se consumían maíz, frijol y salsa de chile, acompañándolos
con tamales de maíz o panes de amaranto.” 2
El
amaranto fue tan importante en la vida diaria de los mexicas, que fue utilizado
en rituales, para hacer el cuerpo de los dioses o las figuras divinas, las
mujeres preparaban una masa de amaranto amasado llamada tzoalli, con la cual se
hacían las figuras de los dioses para los rituales, al final del ritual, todos
comían la carne del dios y era comida con mucha reverencia. Además de usar esta
masa para la realización de los cuerpos, se ocupaba para fabricar otros objetos
rituales usados como ofrendas. Era con lo que se hacía la figura de
Huitzilopochtli en la fiesta de Toxcatl o la figura de Chicomecóatl en la
fiesta de Huey tozoztli.
Debido
a la importancia que tenía el amaranto en la vida ritual de los mexicas, los
misioneros cristianos decidieron erradicar su cultivo y así mismo, su consumo,
se impusieron fuertes castigos a quien lo cultivara o lo poseyera, por ello fue
que casi desaparece de Mesoamérica y actualmente no forma parte de nuestra
alimentación diaria, como debiera serlo.
“De esta manera, el celo religioso de los
conquistadores, que buscaba erradicar prácticas religiosas paganas, destruyó el
balance de la dieta de los pueblos indígenas, la cual no se ha podido recuperar
en los más de quinientos años que han transcurrido desde entonces”.3
Bibliografía:
· Visión de los vencidos. Miguel
León Portilla.
· 3. AMARANTO: HISTORIA Y PROMESA.
Raúl Hernández Garciadiego, Gisela Herrerías Guerra. Artículo publicado en
Tehuacán: Horizonte del Tiempo Vol. 1 Patrimonio Histórico de Tehuacán A. C.
México. 1998 529pp.
·
Animales y plantas en la cosmovisión
mesoamericana. Yólotl González Torres.
·
http://www.amaranto.com.mx/vertical/faq/faq.htm