oceluxúchitl, cacaloxúchitl, ocoxúchitl o ayacoxúchitl, cuauheloxúchitl,
xiloxúchitl, tlalcacaloxúchitl, cempoalxúchitl, atlacueçonan, otras se llaman
tlapalatlecueçonam, atzatzamulxúchitl. Y teniendo juntas muchas de estas
flores, juntávanlas en la casa del cu donde se hazía esta fiesta; allí se
guardavan aquella noche y luego en amaneciendo las ensartavan en sus hilos o
mecatejos; teniéndolas ensartadas, hazían sogas torcidas de ellas gruesas y
largas y las tendían en el patio de aquel cu, presentándolas a aquel dios cuya fiesta
hazían. Aquella misma tarde, la vigilia de la fiesta, todos los populares
hazían tamales y matavan gallinas y perrillos, y pelavan las gallinas,
chamuscavan los perrillos, y todo lo demás que era menester para el día
siguiente; toda esta noche, sin dormir, se ocupavan en aparejar estas cosas.
Otro día muy de mañana, que era la fiesta de Uitzilopuchtli, los sátrapas
ofrecían a este mismo ídolo flores, encienso y comida, y adornávan con
guirnaldas y sartales de flores. Haviendo compuesto esta estatua de
Uitzilopuchtli con flores y haviéndole presentado muchas flores muy
artificiosamente hechas y muy olorosas, hazían lo mismo a todas las estatuas de
todos los otros dioses por todos los cúes; y luego en todas las casas de los
señores y principales adereçavan con flores a los ídolos que cada uno tenía, y
los presentavan otras flores poniéndoselas delante, y toda la otra gente
popular hazía lo mismo en sus casas. Acabado de hazer lo dicho, luego
començavan a comer y bever en todas las casas de chicos, grandes y medianos;
llegando a la hora del mediodía, luego començavan un areito muy pomposo en el
patio del mismo Uitzilopuchtli, en el cual los más valientes hombres de la
guerra, que se llamavan unos otomin, otros cuacuachicti, guiavan la dança, y
luego tras ellos ivan otros que se llaman tequioaque, y tras ellos otros que se
llaman telpuchyaque, y tras ellos otros que se llaman tiachcaoan, y luego los
mancebos que se llaman telpupuchti.
También en esta dança entravan mugeres, moças públicas, y ivan asidos de las manos una muger entre dos hombres, y un hombre entre dos mugeres a manera de las danças que haze en Castilla la Vieja la gente popular. Y dançavan culebreando y cantando, y los que hazían el son para la dança y regían el canto estavan juntos, arrimados a un altar redondo que llamavan mumuztli.
Garibay K., A. M. (1969). Capitulo XXVIII. En HISTORIA GENERAL DE LAS
COSAS DE NUEVA ESPAÑA escrita por FR. BERNARDINO DE SAHAGÚN. TOMO I (2da
edición). México, D.F.: Porrúa.
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